martes, 30 de abril de 2013

Por qué correr cuando nadie te persigue?


De perder la ilusión, eso contestó; bajó la mirada y su recuerdo viajó hasta Budapest, donde su ilusión había tratado de perderse durante algún tiempo, luego levantó la mirada y me sonrío, siguió cenando.

Yo empecé a correr, pero tiempo después, cuando ella ya se me había agarrado por dentro, cuando ya me lloraba encima cada noche desde el día en que se fue. Comencé a correr como si todos sus recuerdos me persiguieran, como si tratase de huir de mí mismo, comencé a correr sin ser consciente de que su mirada hacía tiempo que había dejado de querer seguirme.

Por qué correr cuando nadie te persigue? No saben que es su mirada la que me empuja en cada paso, que su olor me encharca los pulmones si me quedo, que su sonrisa me atraviesa el pecho casi sin querer si no me muevo, y corro, y corro más, más lejos, y más fuerte. Y aún así, me duele, y sigo corriendo.  

Y tú de qué tienes miedo, preguntó, esta vez sin levantar la mirada; tragué saliva, seguí cenando. 

lunes, 22 de abril de 2013

Maldita primavera


No sé si odiarte por no dolerme
O quererte por no saber llorar junto a tu nombre
Si romper tu timidez en dos orgasmos
O si huirte antes de que a tu sonrisa
Se le instale el invierno de mi ego
No sé si fumarme todo el humo de tu boca
O cambiarlo por el vaho de mis cristales
Si acogerte en mi vacío permanente
O decirle a mi memoria que te borre

En algún momento junto a ti he dejado
De ser un tullido emocional
Y eso me asusta
Por eso no sé si guardarte las palabras
Junto a los besos de la mesilla de noche
Si traicionarme a mí mismo siendo un feliz
Cualquiera
O si descubrirme que la vida sin ella era esto

No sé si dolerme por no odiarte
O si invitarte a pasar a mis delirios de grandeza
No sé si esconderte en el fondo de mi armario
O follarte hasta que a mis huellas dactilares
No les queden ganas de aferrarse a otros recuerdos

No sé si quererte por no saber llorar junto a tu nombre
O pedirte que te vayas