viernes, 30 de diciembre de 2011

Las noches incompletas (versión extendida)



Se desvistió tan despacio que sentí que habían pasado varios años, sin embargo, al verla desnuda, me vi completamente infantil e inmaduro, no fui capaz de hacerle el amor. Rió a carcajadas y al tiempo me hizo consciente de que no era la primera vez que alguien empequeñecía ante su cuerpo desnudo. Terminamos los Big Mac y vimos las noticias.


Nos reunimos un par de veces más antes de que falleciera, siempre en el mismo hotel, como la primera vez; aunque ninguno de los dos supiera muy bien por qué.


Antes, mucho antes, cuando la idea del sexo aún no se nos había pasado por la cabeza habíamos compartido muchas noches en aquél hotel, tumbados en la cama con las manos cruzadas sobre la tripa, con las bolsas de papel de la comida para llevar hechas una bola junto a la papelera. Algunos días ella bromeaba con el hecho de que yo hubiese llegado 24 horas tarde a nuestra primera cita.


Esa noche se oían carcajadas y gente felicitándose las fiestas desde la ventana. No me había movido de la habitación en toda la tarde y no tenía pensado hacerlo hasta que terminasen aquellos días de adornos y mentiras. Hacía ya algunos meses que me había acostumbrado a su ausencia, pero seguía volviendo al mismo hotel, con la misma comida rápida bajo el brazo
.
Me desvestí, apagué la calefacción y me quedé desnudo esperando.


Me despertó el sonido de mi móvil; era su madre. Me vestí rápidamente pero esperé sentado en la butaca de la habitación varios minutos antes de bajar a recepción a recibirla. Allí charlamos durante largo tiempo; sus palabras no se atrevieron, pero sus ojos confesaron que se sentía sola, por eso había recurrido a mí Ni siquiera la abracé.


Por la puerta del hotel comenzaban a desfilar los primeros grupos sedientos de celebración y de euforia; nosotros, ajenos a ellos, desgastábamos nuestro tiempo en aquella recepción, sin ser capaces de mantener una conversación coherente. 


Tras desearnos lo mejor para el nuevo año se fue, nunca más volví a verla. Yo volví a la habitación donde terminé el Big Mac, ya frío. Crucé las manos sobre mi barriga y puse las noticias. Sobre en una de las mesillas descansaba un Bukowsky a la espera de ser empezado. Llamé a madre. 

jueves, 15 de diciembre de 2011

Las noches incompletas


Se desvistió tan despacio que sentí que habían pasado varios años, sin embargo, al verla desnuda, me vi completamente infantil e inmaduro, no fui capaz de hacerle el amor. Rió a carcajadas y al tiempo me hizo consciente de que no era la primera vez que alguien empequeñecía ante su cuerpo desnudo. Terminamos los Big Mac y vimos las noticias.

Nos reunimos un par de veces más antes de que falleciera, siempre en el mismo hotel, como la primera vez; aunque ninguno de los dos supiera muy bien por qué.

Antes, mucho antes, cuando la idea del sexo aún no se nos había pasado por la cabeza habíamos compartido muchas noches en aquél hotel, tumbados en la cama con las manos cruzadas sobre la tripa, con las bolsas de papel de la comida para llevar hechas una bola junto a la papelera. Algunos días ella bromeaba con el hecho de que yo hubiese llegado 24 horas tarde a nuestra primera cita.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Condenas de muerte


Sin ganas de llorar por todos lados,
Sin alma entre la espada y la pared,
Sin letra pequeña en el contrato
Sin ansia, sin prisa, sin nombre de mujer.

Sin arte, sin calma, sin solución de futuro,
Sin no me llames tú, te llamo mañana,
sin trampas ni cartón, sin trato ni truco,
sin fuerza de llamar sin decir nada

con flores guardadas al fondo del armario
esperando salir del paso lento que me llevo
acumulando desgana, pereza y cansancio

condenas de vivo, que huelen a muerto
poemas vacíos firmados por mí.
quedándose incompletos

martes, 29 de noviembre de 2011

Sin venir a cuento


Un día casi sin venir a cuento,
te perderás entre los recovecos de mi memoria
desaparecerás
como lo hace la bruma cuando avanza el día.
como lo hace el calor cuando llega el otoño.
y tú, dentro de mí, no serás más que un minúsculo porcentaje incierto,
de inocencia perdida,
en manos de una mujer
y tú, ajena a las palabras que se perdieron
sonreirás disfrutando cada uno de los besos que te diste.
mientras tanto, en la espera de ese día
me lloro en la cama hasta quedarme dormido,
me duermo antes de masturbarme por no pensar en ti.
en nosotros.
me quedo despierto queriendo escribirte las palmas de las manos,
los surcos de la noche en que nos vimos
las horas de la calma y la ansiedad con que vivimos cada sílaba.
y trabajo, sin más
y sin menos,
y me vivo sin la desgana, de haberme querido de lejos,
aburrido de haberte aburrido, aunque sólo fuera un beso
aunque solo fuera un porcentaje minúsculo incierto.
y trabajo, sin quererlo.
y vivo sin más, con más desgana que querencia.
agradecido de agradecerte.
que me hicieras mejor persona
algún día, pasarás a la historia indivisible de mi consciencia,
Hasta entonces, me arrepiento
de no haberme conocido lo suficiente. 

lunes, 7 de noviembre de 2011

dando tumbos por madrid


tal vez se antoje precipitada
mi total disposición a negociarte
las palabras que te guardo
en mi tiempo de castigo indefinido
 inmerecido, para ambos
tal vez no te eché de menos cuando pude
y ahora que no lo hago lo extraño
extraños de la mano,
dando tumbos por madrid
de camino al aeropuerto
que no me esperará más,
ni a ti.
tal vez se nos olvide
aunque no debe
que nos debemos todo el tiempo del mundo
para bebernos el mundo a un tiempo
mientras damos tumbos por madrid
tal vez se antoje precipitada,
mi total disposición a negociarte
los sonetos en la cama con las manos,
las pisadas en la playa de tu espalda
el abrigo de la brisa de tus labios
quizás suene atrevido, no lo sé
que todos mi tratos conmigo
pasan por esperar a que vuelvas
pasan por cumplir a rajatabla
cada uno de los tratos que hemos hecho
y cuando quieras,
levantes mi castigo inmerecido
indefinido para ambos
tal vez se antoje precipitada
mi total disposición a negociarte
las visitas a berlín
a conocernos
los minutos de estación improvisados
las inciertas despedidas en un coche.
tal vez se antoje precipitada,
mi total disposición
innegociable. 

domingo, 30 de octubre de 2011

Reset

Aún huelen las manos a humo, 
las mías, las tuyas.
Aún veo tu cara en las caras de la gente que miraba. 
recuerdo el olor de la derrota, 
el sonido de la noche volándonos los besos
mientras mi cabeza quiere romper y no puede
mientras yo quiero llorar
y no pude. 
Aún huelen las manos a madera, 
huelen a cuarto de hora
a tiempo y espacio perdidos
a tiempo y espacio que se fueron
haciendo mutis por el foro
podría mentirte
celebrando aniversarios inventados
podría haberme ido olvidando de a poquitos
cada uno de los días que no han olido a humo, 
o haberlo hecho de golpe, 
de repente
pero no he querido, no he podido, 
o no he sabido hacerlo
y mientras tanto, ha pasado un año
sin que pase nada.
Sin que nada haya cambiado, 
porque aún huelen las manos a humo, 
a reproche, a desidia, a desilusión perdida.
Aún veo las caras de la gente que miraba nuestras caras
recuerdo el color de la derrota, 
la pensión inoportuna para buscarse a uno mismo.
Aún huelen las manos a humo
aún quiero llorar y no puedo. 





miércoles, 26 de octubre de 2011

Mirar para otro lado

Un montón de ropa
se acumula en la silla del olvido
en la espera de un minuto de cordura
la sucia con la limpia, la limpia con la vieja,
la triste con la inerte
No hay ropa para hoy
tampoco para mañana,
cambio la desidia por cromos de porno,
por minutos de ansiedad descontrolada para
mirarme a mí mismo hacia otro lado
para sentarme en la cama
a quedarme con las ganas
de ponerle un minuto a la cordura,
o una vela a san Antonio,
la ropa espera paciente
a que cese el dolor entre mis dedos
a que un día
como siempre sin pensarlo
mis labios se acostumbren
a llamarte por tu nombre sin pedirlo
a buscarme las maneras de escribirte.
Mientras tanto me masturbo en solitario
sentado en la cama de la inocencia perdida
esperando mi jubilación,
mirando para otro lado.
sin saber nada de ti, ni de mi mismo.
Ya recogeré la ropa mañana