lunes, 23 de enero de 2012

El poema que te habría escrito si hubieras estado aquí


tumbado en mi cama
desnudo
seguramente borracho
me acerco a tu oído y susurro
que me muero por comerte las palabras
que hace tanto que no escucho nada nuevo,
que me merezca la pena.
y que desespero,
por un beso en la mejilla,
eso valgo para ti.
acariciándome el pelo de propina.
estás tumbada en mi cama
te desnudaste una vez y sirvió para siempre
seguramente borracha.
tus palabras, las que callas,
me hacen la boca agua,
tus silencios, los que gritas,
me encienden el oído
y tu mirada me da un beso edulcorado
con sabor a té de canela.
vístete que llegas tarde.
dices antes de desaparecer de mi vida.
cuando vuelves ya eres otra.
prometo no intentar aprenderme tú nombre.
prometo intentar olvidarlo.
estoy tumbado en tu cama,
miento,
en tu sofá con cheslón,
que para eso es mi recuerdo.
seguramente desnudo,
probablemente borracho.
te acercas a mi oído,
como no lo has hecho nunca,
y me susurras,
como siempre,
que te mueres por probarme los latidos
que necesitas que mi retina te penetre
hasta dejarte sin huellas,
dactilares.
estoy tumbado en mi recuerdo,
seguramente desnudo.
ojalá estuviera borracho. 

sábado, 21 de enero de 2012

la canción más hermosa del mundo


la canción más hermosa del mundo
es aquella que cantan amigos
que no ponen precio al valor
de echarte de menos,
es aquella que suena entre abrazos
devuelve sentidos
de antaño
y espera a la última copa de whisky del malo
para irse a acostar.
la canción más hermosa del mundo
es el tono de espera de un móvil,
a las tres, o las cuatro, o las cinco,
las historias que nunca caducan
el consuelo de bar.
la que suena, sin venir a cuento,
mientras arreglamos
tres mundos seguidos
en cinco minutos,
la banda sonora que queda
después de la resaca.
la canción más hermosa del mundo
son doce horas de coche
para un fin de semana
o cruzar medio mundo escuchando
with a little help
from my friends
la canción más hermosa del mundo
es aquella que suena en las copas
de aquellos amigos
que no ponen precio al valor
de echarte de menos. 

jueves, 12 de enero de 2012

La última vez que te vi estabas más fea


Eres la madre

La madre de todos los hijos

Que nunca me atreveré a tener con otra

mi examen de conciencia

mi pecado original


El tributo que le hago a Sabina

cuando hayamos muerto

eres, a qué ocultarlo ahora,

la zorra que me lame las heridas,

la sacarina del café de los diabéticos

la envidia de otros hombres

cuando estás conmigo

el maldito acorde que desafina

mi silencio

la muerte que me pisa los talones

si me doy cuenta de que no vivo contigo

eres la musa de todos mis cuentos

el prozac con cafeína de los desamparados

las mentiras que me digo cada día

cada noche

antes de despertarme.


La vida se te escapa

por la comisura de las palabras

a mí se me escapa la vida

caminando detrás de tu sombra

que corre más que tú,

y que yo,

Juntos.


La gran vía de Madrid, atestada

se enmudece con tu paso,

con tu mejor sonrisa caminas más deprisa

mientras piensas en voz alta que llegas tarde.

y yo siento que te pierdo

nuevamente.


Eres el único miedo que he tenido nunca

una de esas bocanadas de aire que sabe a sangre

cuando estás exhausto

.

El punto final que le sobra a una frase

cuando acaba mal

la dueña de lo que nunca tuve

ni quise tener

eres el único pero que he tenido nunca

eres la madre,

la madre de todos los hijos

que llevan tu nombre atado

de un cordel a la solapa

la de todos los hijos que no quisiste tener conmigo

eres la muerte

la muerte en la que viviría la vida eterna

viernes, 6 de enero de 2012

Declarémonos la guerra


declarémonos la guerra,
por el bien de tu conciencia y de la mía
para que cada verso atragantado de silencio
se convierta en suspiro vacío mañana.
declarémonos el miedo de aburrirnos
de envejecernos a tu lado sin sentido
declarémonos la guerra,
una de esas de verdad,
con papeles de por medio, con misiles,
y con treguas,
una guerra tan absurda
que me acurruque a tu lado imaginándola,
una de esas que acabemos por contarle a nuestros nietos,
a nuestros padres,
a nuestras guerras venideras.
declárame una guerra cualquier día
hoy mismo,
mándame un ese eme ese
que me invite a estar sin cobertura
que me invite a arrancarme la desgana
de follarte en los rellanos.
a engancharme al sonido de tus uñas
galopando por el ruido de mis besos.
que descubra que hay arrugas en mi cama
que resisten los ataques nucleares.
declárame una guerra,
premeditada. Una de esas,
que nos destroce por dentro
para siempre.