domingo, 26 de febrero de 2012

Precálculos (II)


una nausea de recuerdo
escupe bilis sobre mi pasado.
no me importa,
los recuerdos nunca abrigaron 
más que los cartones de los mendigos
una nausea de pasado
escupe bilis sobre tu recuerdo;
si te importa
no debería.
debería importarme, eso sí,
ser bueno en matemáticas
porque nunca pasé de sumar letras
o de restar llevando.
o de si pedirte el cinco por ciento
es quedarme corto
o pedirte demasiado.
y no sé qué probabilidades tengo,
de ganarme a mí mismo una batalla
en la que decidí perderme hace 3 años
3 días, 3 vidas.
ya no sé ni hacer precálculos.
no sé si en ese cinco por ciento,
deberemos incluir los intereses
los impuestos,
y las ganas que me guardé
de pedirte que escupieras bilis
 sobre tu silencio.
no me arrepiento, ni lo haré nunca.
me limito a calcular, sin el pre;
cómo nos cambiaría la vida tras ese 5 por ciento.
cómo aparcarías las ganas de irte
después de arrancarle a mi cama las sonrisas más cómplices.
después de silenciarme la ropa por el suelo.
o después de cabalgarme los oídos con
“no está bien esto que hacemos”
nunca fui bueno en matemáticas,
lo sé,
sólo sé que los besos con desidia
son mejores que los no besos
y que esperar un cinco por ciento
es mejor que no esperar
o que esperar que una náusea de pasado
escupa bilis sobre nuestro recuerdo

sábado, 11 de febrero de 2012

Precálculos


ese nuevo trabajo te está matando,
y a mí,
solo que a mí por dentro
nunca fui bueno en matemáticas
pero sé que de un tiempo a esta parte
los minutos compartidos han bajado
como lo hace la marea
y calculo, sin el pre
que mi mayor parte del tiempo
no es contigo
esta nueva situación me está matando
y a ti,
solo que a ti despacio
porque el desagüe se llevó conjuntamente
tu sonrisa, tus orgasmos
y los restos de comida
quedar contigo es como visitar a mi dentista
frío, previsto, precipitado
y corto, cada vez más.
mientras tanto yo precalculo
qué sentido tendría dejar de vernos
si tú siempre anhelaste  ser perro de rico,
y yo en cambio me conformo con ser molde de natillas
siempre que tú me rebañes el plato.
durante todo este tiempo
las llamadas me vacían
y hago nuevos precálculos
y siento, que poco a poco y sin quererlo
empezamos a llenarnos de máscaras
para después preguntarme,
cuántas y cuáles merecen la pena.
de momento me quitaré una,
la que oculta lo solo que me siento cuando no estás aquí.
o peor, cuando sólo vienes de visita.
cuando la comida que pedimos para llevar
no nos lleva a ninguna parte,
en ese momento deseo que te vayas
para siempre,
o peor aún
que te quedes. 

domingo, 5 de febrero de 2012

Tu blog

Este blog debería haberse llamado como tú,
o como tú quieras,
para eso lo robaste
para eso te adueñaste del sentido de cada palabra
desplazándome a mí mismo
este blog debería haber llevado tú nombre
y los labios colorados
y una de esas miradas sabor a lima limón
que quitan las ganas de trabajar los lunes
y los martes.
un blog en el que cada simple vaso de agua
llevara tu firma y tu sello
y tu fecha,
sin ese aroma de nostalgia
con el que desvisto cada una de las frases
que no sé no dedicarte
porque asocio a tu recuerdo.
llevar tu banda sonora
y que al leerlo, desnudos de alma
las silabas me masturbaran los oídos.
deberías estar aquí maldita sea,
para que, desnudos de espíritu
en el borde de la cama
yo acariciara a tu gato Comino,
o como se llame, que nunca quise aprenderlo.
este blog, el que has robado,
debería sonar al sonido de tus velos cuando bailas,
a la cremallera de tu falda posándose en mi suelo,
una sinfonía que aún no consigo olvidar.
debería oler a ti cuando tenías mi aroma
o a mí si tuviera el tuyo.
o al almizcle de jazmín, si no me importa
de verdad.
este blog, que tomé prestado a mis amigos,
debería haber llevado tu nombre en cada verso
en cada uno de los balcones que hay en mi calle
donde miro con insistencia soñando que te asomes.
o llevar el número de un portal
el que sea,
uno de esos en los que aún espero que vengas.
podría, no te voy a engañar,
llevar el nombre de mis sábanas,
donde trato de formarte con arcilla,
llevar el nombre de la taza en la que caliento el té para ti.
este blog, que nunca fue mío,
debería llamarse con el nombre de cualquiera
que me de besos sin prisa un par de horas
y me deje llamarla por tu nombre
o aunque sea,
llamarse por el nombre de cualquiera
que me arrope por las noches
antes de pensar en ti.
a este blog, que le sobran muchos versos,
deberías haberlo nombrado tú,
aunque fuera sin mi permiso.