Se desvistió tan despacio que sentí que habían pasado varios
años, sin embargo, al verla desnuda, me vi completamente infantil e inmaduro,
no fui capaz de hacerle el amor. Rió a carcajadas y al tiempo me hizo
consciente de que no era la primera vez que alguien empequeñecía ante su cuerpo
desnudo. Terminamos los Big Mac y vimos las noticias.
Nos reunimos un par de veces más antes de que falleciera, siempre
en el mismo hotel, como la primera vez; aunque ninguno de los dos supiera muy
bien por qué.
Antes, mucho antes, cuando la idea del sexo aún no se nos
había pasado por la cabeza habíamos compartido muchas noches en aquél hotel,
tumbados en la cama con las manos cruzadas sobre la tripa, con las bolsas de
papel de la comida para llevar hechas una bola junto a la papelera. Algunos
días ella bromeaba con el hecho de que yo hubiese llegado 24 horas tarde a
nuestra primera cita.
(Sin tu permiso, aunque creo que aquí eso ya es costumbre...)
ResponderEliminarEsa noche se oían carcajadas y gente felicitándose las fiestas desde la ventana. No me había movido de la habitación en toda la tarde y no tenía pensado hacerlo hasta que terminasen aquellos días de adornos y mentiras. Hacía ya algunos meses que me había acostumbrado a su ausencia, pero seguía volviendo al mismo hotel, con la misma comida basura.
Me desvestí, apagué la calefacción y me quedé desnudo esperando.
Sinmipermiso has hecho muy bien en tomarte la libertad de continuar la historia, hazlo siempre que quieras, eso sí, nos das permiso para continuar tu historia por nuestra parte
ResponderEliminarUn saludo.