lunes, 19 de marzo de 2012

Incendios


Ayer hubo un incendio

uno cualquiera, uno en una de esas calles que ya no huelen a ti.

No lo creerás, pero no me importó

la gente, esa que no te conoce

se arremolina curiosa en torno al olor del plástico.

yo busco tu olor en los dobleces de mi camisa

por si quedara algún resto

busco las huellas de tus manos por mi piel

por si aún quedara un rescoldo que avivar

para sentirlas de nuevo

esos son nuestros incendios

echando la vista atrás

me convenzo, sin quererlo

de que tu llegada

se llevó la ansiedad

asociada a los incendios

y que ahora, los incendios son tus tuyos

Te pertenecen.

Los de tu mirada cuando me incendian las manos

Los de tus manos que me incendian los oídos

Los de tus besos que me incendian el alma

Siempre, a veces incluso a tu pesar.

Ayer ardía mi calle, mientras los curiosos

Arremolinados en torno a las llamas

Se preguntan por qué sonrío a sus espaldas

buscando la espalda tuya

para incendiarla.

para trazar con mis dedos una hilera de recuerdos,

que permanezcan imborrables a los latidos de mi ausencia

y que, de vez en cuando, cuando tu conciencia trate

de aplacar las miradas de mis manos

tus besos se apaguen en mi,

como se apagan los cigarrillos en la piel de las torturas.

como la que siento cada día que me faltan tus incendios,

tus reproches, y hasta incluso.

tus buenos malos modales.

Ayer hubo un incendio,

un incendio cualquiera

en cualquiera de esas calles que ya no huelen a ti.

Mientras yo, ajeno a incendios ajenos,

buscaba una vez más

tus huellas sobre mi piel. 


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